02.3.- Villa Monumental

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Balmaseda fue una villa monumental. Dentro de la estructura urbana ya definida, fueron construyéndose a lo largo de los siglos, edificios de gran interes, tanto civiles como religiosos, que dieron a la población ese carácter monumental, hoy por desgracia desaparecido. Balmaseda estaba rodeada de murallas, que partiendo del Castillo bordeaban la villa totalmente por ambos flancos hasta el río. Además de su misión defensiva, en caso de guerra, los muros protegían a la población de las temibles crecidas, aluviones y avenidas del río Kadagua. Eran además la gran barrera que aislaba la villa de todos los contagios, pestes y epidemias, ante las cuales, las puertas se cerraban a cal y canto al paso de cualquier forastero.

Estas murallas tenían de trecho en trecho, pequeñas torres o castilletes, para hacer las islas o guardias. Cinco grandes puertas flanqueaban el paso hacia el interior (13). Eran estas:

Puerta de la Virgen de la Gracia: en el antiguo camino de San Roque, el llamado Camino de Usera y Valle de Carranza.

Puerta de Jesús Nazareno: en la entrada del Camino Real de Burgos, junto al llamado Campo de las Monjas.

Puerta de San Lorenzo: es la única superviviente . Daba paso al antiguo Camino de Castilla, a través del Puente Viejo, en cuyo centro forma un torreón con templete.

Puerta de Ntra. Sra. de la Leche: se abría sobre el río y estaba situada junto al Matadero actual.

Puerta de Ntra. Sra. del Buen Suceso: en la salida hacia Bilbao y Castro Urdiales, muy cerca de San Severino, cerraba la antigua Plaza del Mercado.

A mediados del s. XIX se demolieron puertas y murallas con el fin de ensanchar los caminos y salidas, y dar una expansión natural a la villa.

Por lo que respecta al castillo, es poco lo que se puede decir. Tenía forma rectangular, con lados de 40 por 28 pies, barbacana y patio de armas. Sus muros eran gruesos y sólidos. A finales del s. XVIII ya se encontraba en ruinas, si bien los Carlistas lo reconstruyeron como defensa en 1835. Cinco años más tarde, al terminar la guerra, fue demolido definitivamente. Sus buenas piedras fueron utilizadas para arreglar el Ayuntamiento y algunas otras construcciones (14).

Los puentes, que enlazan orillas y caminos, eran esenciales en una villa cruzada por un río relativamente caudaloso. El más antiguo y de mayor valor es, sin duda el llamado Puente Viejo o de San Lorenzo, por donde es tradición que pasaba la antigua calzada romana del Valle de Mena.

Es este puente de bellísima traza medieval, con arco central muy elevado, y otros dos arcos más, muy pequeños, a ambos lados. Casi en su centro, se levanta un interesante torreón que, como puerta de entrada a la villa, servía para el cobro de los derechos aduaneros a los comerciantes y trajineros que llegaban de Castilla. Es el símbolo más conocido de la villa y como tal figura en su escudo de armas.

No obstante, debido a la forma peculiar de este Puente Viejo y a su pavimento empedrado, el paso de carros y caballerías se hacía dificultoso por lo cual, el año 1669 se decidió la construcción del denominado Puente Nuevo, mas cercano al centro de la villa y edificado con técnicas modernas. Con posterioridad se levantarían dos puentes más, uno en la salida hacia Bilbao y otro en la carretera que va a Arceniega.

En cuanto a la arquitectura civil, fueron interesantes muestras las llamadas Casas-Torre, abundantes en Balmaseda y de las cuales apenas quedan señales. Pasaron de ser residencias de banderizos a viviendas de hidalgos labradores, una vez desmochadas sus almenas (15). Las principales casas-torre fueron:

Torre de los Puente: situada en el barrio de San Lorenzo, guardaba el acceso al Puente Viejo.

Torre de los Ahedo: en la calle de la Correría.

Torre de los Amézaga: frente a la iglesia de San Juan, fue mas tarde cuartel general del pretendiente Carlos VII.

En el Inventario de Bienes de 1487 aparecen doce de estas torres, además de varias otras llamadas «torrecillas». La mayor parte de ellas han desaparecido y algunas han sido recubiertas por construcciones posteriores.

La arquitectura religiosa tiene diversas muestras de interés. En Balmaseda llegaron a contabilizarse cinco ermitas:

Ermita de La Magdalena: en el Camino de Castro Urdiales. Se la cita como una posible leprosería, fundada en el siglo XV por los monjes de San Lázaro, extramuros de la villa.

Ermita de San Sebastián: también llamada de San Roque, está situada en la cumbre del Monte Kolitsa. Es la más antigua pues data, según lápida de la fachada, del año 1111. En ella se refugiaba la población con motivo de pestes y epidemias (16).

Ermita de Santo Domingo: cercana a la iglesia matriz de San Severino.

Ermita de San Benito: en el monte del mismo nombre, sobre el barrio de Las Tenerías.

Ermita de Jesús Nazareno: cercana al Campo de las Monjas, en la salida hacia Mena. De las cinco ermitas, las tres últimas han desaparecido, la de la Magdalena se convirtió en casa de vecindad y solamente queda en pie la de San Sebastián.

En una villa donde el clero fue poderoso, no habían de faltar los conventos. Dos existían en el siglo XVIII, de los cuales solamente uno sigue en pie, aunque deshabitado. Era el más antiguo e importante el de Monjas de Santa Clara, de estricta clausura, situado extramuros, en la salida hacia Burgos y junto al arroyo Abedular. Fue la fundación piadosa de un balmasedano residente en Indias, legado de su testamento en la ciudad de Panamá el año de 1666. Tenía y tiene además de la casa conventual, iglesia de cruz latina con vivienda adosada para Preceptoría y Cátedra de latinidad. Estuvo habitado hasta 1983 por la comunidad de clarisas.

El otro convento, ya desaparecido, fue el de Frailes Carmelitas Descalzos, que estaba situado en el barrio del Cristo, en los terrenos que hoy ocupan los talleres del Ferrocarril de La Robla. Se fundó en 1732, gracias al mandado de un beneficiado cabildar. Durante la Guerra de la Independencia sirvió como cuartel de las tropas francesas de ocupación, y al terminar la contienda estaba deshecho y abandonado.

La iglesia matriz de San Severino se comenzó a construir a finales del s. XIV o principios del s. XV, y fue una obra grandiosa para la época. Es un bello templo de estilo gótico, de tres naves, con interesantes vidrieras. A su primitiva planta se fueron añadiendo capillas laterales costeadas por las mejores familias de la villa (17).

El templo fue restaurado a principios del s. XVIII, debido a su estado un tanto ruinoso. Se levantó la torre nueva y en la fachada sur se abrió un bello pórtico, bajo el cual se celebraba el mercado los días de lluvia. Este pórtico fue demolido en 1887 tras una nueva restauración (18).

La iglesia aneja de San Juan Bautista del Moral, es un templo más modesto, de una sola nave, con torre de estilo barroco. Cerrada al culto durante más de 40 años, en la actualidad alberga el Museo de Historia de la Villa

A lo largo de este siglo Balmaseda ha ido perdiendo su acervo monumental, que ya había quedado bastante menguado por las conflagraciones del siglo pasado. Entre ambas centurias la villa ha visto desaparecer el Castillo y las Murallas; cuatro ermitas; los dos conventos, uno demolido y el otro vendido; el pórtico sur de San Severino y prácticamente todas las Casas-Torre.

NOTAS :
(13).- Las describe HEROS, M. de.; Historia de Balmaseda; Bilbao 1926; TAL p. 504. En realidad transcribe a VEDIA, E.; Memorias para la Historia de Balmaseda: año 1853; p. 88. Es ésta una obra inédita, aunque conocida en manuscrito por algunos autores. La altura de las murallas era «como de 14 pies y levantaba más que el Convento de Sta. Clara»; ver A.R.CH.V.; Sala Bizkaia. Pleitos Civiles, leg. 1820-3, año 1787
(14) .-GARAGORR1, P.; Los castillos de Balmaseda y la Piedra. Madrid 1956. p. 31. También en BASAS, M.; Las Casas Torre de Vizcaya. Bilbao 1977, p. 20.
(15).-IBARRA, A. Torres de Vizcaya, Bilbao 1946, p. 41. También en BASAS, M.; op.cit.
(16).- HEROS, M. op. cit. T. II, p. 483. Su descripción en BARRIO, 1.A., La arquitectura Románica vizcaína, Bilbao 1985, p. 72 y ss.
(17).- La capilla más grande y de mayor interés histórico es la del Santo Cristo de la Misericordia que fue encargada por la familia Urrutia a Juan de Rasines el año de 1545. Ver Catálogo Monumental de la Diócesis de Bizkaia. Bilbao.
(18).- HEROS. M. de., op. cit. Tomo II, p. 512, notas 23 y 24. También en LABAYRU, E. de.. Historia General de Bizkaia, Bilbao 1970. T. II, p. 541. Ver el grabado antiguo de OÑATIVIA. en el que aparece San Severino con su pórtico antes de la demolición.

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